miércoles, 3 de marzo de 2010

la historia de Sadako Sasaki.


agradecimientos a Chibijapan

adako vivía en Hiroshima cuando la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dejó caer una bomba atómica con el propósito de dar fin a la Segunda Guerra Mundial, por ese entonces Sadako sólo tenía 2 años.

Ella vivía su vida feliz y normalmente, era una niña a la que le encantaba correr y moverse mucho, vivía mucho la vida. Vivía con su padre, su madre, sus dos hermanos y una hermana.

Como a Sadako le gustaba mucho correr, siempre se esforzaba mucho para correr más, porque quería que la seleccionaran para el equipo de relevos de la escuela. Y así fue, la cogieron. A partir de ese momento, Sadako entrenó más y más para la carrera. Poco a poco fue descubriendo que cuando se esforzaba mucho, se empezaba a marear, pero ella no se lo contó a nadie, pensaba que pronto se le pasaría. Pero no fue así, cada vez le pasaba con más frecuencia, hasta que el día de la competición, cuando estaba corriendo, todo le empezó a dar vueltas y se derrumbó en el suelo.

Rápidamente la tuvieron que llevar al hospital, allí le hicieron varias pruebas, y los resultados detectaron que Sadako tenía una enfermedad causada por la radiación de la bomba atómica llamada Leucemia.

Desde entonces, Sadako tuvo que quedarse en el hospital. Ella sabía que mucha gente que tenía esa enfermedad, no había salido del hospital nunca más, y estaba muy asustada y triste. Un día fue a visitarla al hospital su mejor amiga, Chizuko Hamamoto, y le contó a Sadako la historia de las mil grullas de papel. Esta historia decía que, si alguien que estaba enfermo conseguía hacer mil grullas de papel , los dioses escucharían su ruego y esa persona se curaría. Entonces Chizuko le regaló la primera grulla hecha por ella, una grulla dorada.

Esto fue una gran motivación para Sadako y nunca perdió la esperanza de seguir luchando. Al poco tiempo de empezar a hacer las grullas, conoció en el hospital a un niño llamado Kenji, que estaba enfermo por la misma razón que Sadako. Esta animó al niño a que hiciera lo mismo que ella, pero lo que le contestó Kenji fue “es demasiado tarde para mí”. Pasados pocos días después Kenji murió, por esta razón Sadako decidió que el esfuerzo que iba a hacer serviría para traer la paz y la curación a todo el mundo.

Así siguió haciendo muchas grullas, y en ningún momento perdiendo las esperanzas. Pero cada vez le costaba más hacerlas, se sentía muy cansada e incapaz y llegó un día que no pudo hacer más.

Sadako Sasaki falleció el día 25 de octubre de 1955 con 12 años, sólo pudo hacer 644 grullas de papel. Sus compañeros de clase hicieron otras 356 para enterrarla con 1000 grullas de papel. Su deseo, de cierta manera, se cumplió.
Pasado un tiempo, sus compañeros de clase reunieron todas las cartas que había estado escribiendo Sadako e hicieron un libro llamado “Kokeshi” (nombre de una muñeca que ellos habían regalado a Sadako). Este libro circuló por todo Japón y pronto la gente conoció su historia.
Sus compañeros y amigos quisieron, además, dedicarle un monumento a Sadako y a todos los niños que habían muerto a causa de aquella enfermedad. En 1958 fue inaugurada una estatua en el Parque de la Paz, en Hiroshima. En ella se representa a Sadako subida en una montaña de granito y con los brazos extendidos sujetando una grulla. Todos los años el 6 de agosto, Día de la Paz, se colocan miles de grullas de papel a los pies de la estatua de Sadako, a la vez que repiten el deseo grabado en su base, que dice:
“Éste es nuestro grito, es nuestra plegaria: que haya paz en el mundo”.

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